Como quien pierde la noción del tiempo.
Me miro al espejo y soy una extraña.
Mis ojos oscuros, mi pelo negro, los rizos de mi cabello desordenados.
Miro mis dientes malvados y mis labios coloreados.
Mi cara pálida matinal. Mis brazos morenos de sol.
Sigo pensando que soy una extraña.
Los lunares que adornan mi piel.
Mi rostro y su aguileña nariz caracterizan mi perfil.
A veces pienso en la genética. En los cambios corporales,
en la vida y en su esencia.
Mis orígenes se clavan y mis antepasados me reclaman.
La soledad me describe y me alarma.
Es todo tan real...
De lejos me parezco más a mí.
Me alejo lentamente de mi reflejo
y mi ropa roja se vuelve vil.
Las zapatillas marcan mis pasos
por el pasillo infinito
que me lleva hacia la luz de mi patio.
La claridad me resulta alegre para este ser tan triste.
Vago por mi casa sintiéndome extraña.
Córdoba en mi ser.
Sólo quiero viajar, conocer mundo, volar y volver.
Es todo tan real...